Los cambios que podrían entrar en vigor en 2019 hacen aún más necesaria la planificación fiscal.
Los cambios en el IRPF recogidos por el Gobierno en sus Presupuestos de 2019 tienen como grandes perjudicados a las rentas más altas, tanto quienes más cobran por sus rentas del trabajo como quienes mayores plusvalías obtienen de sus inversiones. Las grandes fortunas también se ven penalizadas con un incremento en el impuesto sobre el patrimonio.
Las novedades, que aún deben superar un arduo escollo Parlamentario para convertirse en realidad, llegan a mes y medio de que finalice el ejercicio fiscal, con lo que si ya de por sí estas fechas son el momento habitual para desempolvar las fórmulas con las que intentar rebajar la factura final con Hacienda.
Los afectados por la subida del IRPF que prevé el Gobierno han reaccionado –además de con el rechazo previsible a una subida de impuestos– con escepticismo y cautela, según señalan desde entidades de banca privada y gestión de patrimonios.
No en vano, el Gobierno aún no cuenta con el apoyo parlamentario para sacar adelante en el Congreso los Presupuestos que incluyen el alza del IRPF a las rentas más elevadas y con la que prevé ingresar 328 millones en 2019 y 332 millones en 2020. Tras el acuerdo presupuestario con Podemos, la posición de los partidos catalanes es ahora clave. No solo por el turbulento mar de fondo político –a cuenta del independentismo y de los políticos presos, cuestión omnipresente en la relación con Madrid–, sino también por el hecho de que el alza del tipo marginal para las rentas más altas va a ser especialmente gravoso en Cataluña, donde en el tramo autonómico de la declaración de la renta ya se aplican tipos superiores al estatal.
Pero ante la posibilidad cierta de que el IRPF puede ser superior, los asesores fiscales aconsejan hacer cuentas y en caso de tener muy clara la venta de un bien o el cobro de un plan de pensiones, curarse en salud y adelantarlo a este año para pagar menos impuestos.
El umbral de 130.000 euros
Los Presupuestos establecen un incremento de dos puntos sobre la base general para las rentas de los contribuyentes que excedan de los 130.000 euros, que pasa del 45% actual a partir de 60.000 euros al 47%. Y un aumento de cuatro puntos para las rentas superiores a los 300.000 euros, que pasarán por tanto a gravarse al 49%. Esta subida supone que para contribuyentes con rentas superiores a los 130.000 y 300.000 euros el marginal del tramo estatal se elevaría del 22,5% al 24,5% y 26,5%, respectivamente.
La otra mitad del gravamen corresponde al tramo autonómico y en este terreno, las comunidades autonómas tienen competencia para establecer uno diferente del estatal. Así, resulta que en las regiones donde el tipo máximo ya es superior –Cataluña, Andalucía, Asturias y Comunidad Valenciana tienen un máximo del 48%–, las rentas de más de 300.000 se gravarán al 52%. Para el tramo de renta entre los 60.000 y los 130.000 euros la tributación se mantiene en el 45%.
El efecto de este incremento se notará obviamente en las nóminas de mayor cuantía y también en los rescates de planes de pensiones de más importe, en los que la prestación tributa al tipo marginal del contribuyente. En el rescate del plan, el consejo suele ser esperar al cobro de la pensión pública, de modo que la merma de ingresos respecto al salario reduzca el tipo marginal del contribuyente. “Pero para quienes se han jubilado de forma parcial y siguen trabajando o quienes perciban por ejemplo rentas de alquileres que eleven su nivel de ingresos podría ser conveniente rescatarlo antes de lo previsto”, explica Marta Nimo, directora del área fiscal de atlCapital. “Ante la duda, puede ser preferible adelantar las decisiones”, añade Belén Alarcón, directora de planificación patrimonial de Abante.
Más impuesto sobre las plusvalías
Junto al alza en el tramo más alto de la base general del IRPF, el Gobierno también pretende penalizar las plusvalías más elevadas en la base del ahorro. Así, las ganancias patrimoniales o los rendimientos del capital que excedan de los 140.000 euros se gravarán al 27%, en lugar del 23% actual. Para ganancias inferiores, la tributación se mantendrá sin cambios: un gravamen del 19% sobre los primeros 6.000 euros ganados, del 21% hasta los 50.000 siguientes y del 23% a partir de 50.000 hasta el nuevo umbral de 140.000 euros.
En definitiva, si finalmente los cambios entran en vigor en 2019, puede ser conveniente materializar este año la plusvalía para tributar menos. Marcelino Blanco, director de planificación patrimonial de Andbank, aconseja adelantar la tributación en 2018 especialmente en el caso de las compraventas con precio aplazado, aquellas en las que se prevé obtener el ingreso pasado un tiempo. También sería aconsejable adelantar el cobro en las indemnizaciones diferidas, aquellas que se periodifican en el tiempo. En este caso, serían rentas del trabajo, pero también se verían gravadas al 47% o al 49% en lugar del 45% al superar los 130.000 euros.
A la hora de decidir el momento de vender un activo, un alza de la fiscalidad puede ser determinante, en especial si se trata de un inmueble o una cartera de inversión que vaya a generar una elevada plusvalía. “Si el activo no se va a revalorizar, puede dar igual venderlo ahora o en enero”, apunta Marcelino Blanco.
“Todo lo que se venda antes de que termine el año tributaría menos. Si se está pensando en vender, puede ser el momento, pero solo si se tiene claro”, añade Rubén Gimeno, director del servicio de estudios del REAF del Consejo General de Economistas.
Las minusvalías son otra fórmula con la que rebajar la factura fiscal de las ganancias patrimoniales. Las pérdidas sufridas en el ejercicio en curso –y las que no se hayan compensado en los tres años anteriores– sirven para reducir la cuantía de la ganancia sujeta a tributación. En este sentido, otro recurso puede ser aflorar minusvalías este año en la idea de que sirvan para reducir impuestos para próximos ejercicios, según apunta Marta Nimo. “Lo importante en cualquier caso es optimizar fiscalmente el año en curso, estar vigilantes ante los cambios que puedan venir pero no tomar decisiones precipitadas”, añade la experta.
Impuesto del patrimonio
Otra de las novedades fiscales que atañe a las rentas más elevadas, en este caso millonarias, es el aumento recogido en los Presupuestos del impuesto sobre el patrimonio. Sube el 1% para las fortunas de más de 10 millones de euros. Actualmente, el gravamen para este tramo de patrimonio es del 2,5%. Este impuesto es de ámbito estatal pero está cedido a las Comunidades Autónomas, que en numerosos casos tienen deducciones y bonificaciones que lo reducen significativamente.
En Madrid el alza de este impuesto no tendrá ningún efecto ya que esta autonomía bonifica al 100% este tributo, de modo que ningún contribuyente lo paga. Y en La Rioja la bonificación es del 75%. Hay además un mínimo exento de 700.000 euros de patrimonio, del que queda excluida la vivienda habitual, que se reduce en algunas autonomías. Para quienes superan este umbral sin llegar a los 10 millones no habría cambios.
Otro factor a tener en cuenta es que la propiedad de una empresa también suele quedar exenta en el impuesto de patrimonio. Basta con cumplir con una serie de requisitos, como que el porcentaje de participación en el capital social sea superior al 5% a nivel individual o al 20% a nivel de grupo familiar, que las retribuciones recibidas de la empresa familiar deben ser la principal fuente de renta de alguno de los miembros de la familia –superando el 50% de los rendimientos del trabajo-, y que la entidad debe desarrollar una actividad económica. No puede ser por tanto una mera empresa patrimonial. En 2016, según los últimos datos de la Agencia Tributaria, la recaudación por el impuesto de patrimonio fue de 1.039 millones de euros. Con el alza anunciada, el Gobierno prevé recaudar 339 millones en 2019.
Otros cambios para el bolsillo de los contribuyentes
Impuesto al diésel
Al margen de la penalización a las rentas más elevadas, los Presupuestos incluyen otros cambios fiscales que van a impactar en el bolsillo de los ciudadanos. El Gobierno incrementará la fiscalidad de los hidrocarburos en función de sus emisiones, lo que consiste en una subida de 38 euros por cada mil litros en el caso de los gasóleos. El objetivo es ir equiparando progresivamente la fiscalidad del diésel y la gasolina, sin afectar a transportistas y agricultores, según explica el Ejecutivo. Para un consumidor que haga unos 15.000 kilómetros anuales con un vehículo con una antigüedad media, el alza del impuesto al diésel tendrá un coste de 3,3 euros al mes, de acuerdo con los cálculos avanzados por la ministra de Hacienda María Jesús Montero.
Rebajas puntuales en el IVA
Otro de los cambios fiscales de impacto más directo en el bolsillo de los contribuyentes será la reducción del IVA para los productos de higiene femenina, que pasa del 10% al 4%. También se recorta el IVA de los servicios veterinarios al tipo reducido del 10%.
Cambio del control sobre las sicav
Los Presupuestos del Gobierno han pasado por alto los cambios en la tributación de las sicav, un vehículo de inversión propio de grandes patrimonios aunque también accesible al pequeño inversor y que no tributa por las ganancias obtenidas, solo en el momento en que se materializan las plusvalías de la inversión. Sí se introduce una modificación sobre el control de estos vehículos, que regresa a la Agencia Tributaria en lugar de la CNMV, el actual supervisor. Por el momento no ha habido endurecimiento en la fiscalidad de las sicav pero sí es una aspiración conocida de las fuerzas políticas la eliminación, o al menos la restricción, de su ventaja fiscal. En el sector aguardan de hecho cambios que equiparen el gravamen sobre las sicav al impuesto de sociedades.